jueves, 28 de enero de 2010

Poemas de Karina Moscoso



Ángel caído



Ángel…
ser crepúsculo bañado con gotas sudosas de miel,
alas negras caídas al borde del infierno,
siente como poco a poco al diablo va ingresando
a la zona de la gloria,
y tras un gemido presenta el dolor
del pecado celestial.

Ya no existe la tierra prometida a su alrededor,
más bien el mundo incierto de una próxima muerte inédita,
que goza la injuria de un amor
olvidado por el lecho del sueño.







Momento menos pensado


Ay!... Es un día mas de perdición,
llorar caminando sobre la flor que pisoteo
el dolor de ver llover sangre en tu infinito,
con la mirada turbia, ida en un abismo
mientras el hermano del loco se despierta con las estaciones
y tú le propones abrigo en un atardecer lluvioso.

Ojo jubiloso de ciclope afeminado,
feto inerte contemplando su aborto,
pedazo de estiércol sin rumbo en un pañal
y una asamblea aburrida de niños imaginarios,
con carteles de fans inexistentes,
me separan de tu mundo posible y mi destino.

Es un poema sin letras en boca de los analfabetos
junto a un ex congresista que dice a gritos – soy inocente,
esa raza inmune al cambio de un suelo abrupto
con hiel tolerante a una masacre de toros.
Infantes sin dolor, sin sueños, sin alma, sin padres,
tesoros robados con el amanecer del cielo.

No puedo más… Ay!
Es como llamar a tu amigo amante
para contemplarlo y pedirle ayuda sobre un seno caprichoso,
mi pequeña pesadilla antes de dormir,
manos ocultas en la sabana de su virginidad,
lo esquivas lentamente mientras vas cayendo
y lo hundes en la imagen del olvido.







Tener mafia como tú



Comienzan con un saludo con ritmo
y un i love a medio mundo.
Mundo tal conformado por un integrante,
ser soñador con miembro estéril,
mentira injusta e infame para hombre único y fascinante.

Manejar dinero (cheques) es fácil al camino de la muerte,
la ayuda del man de gorra azul (pitufo inquieto),
te tomas una fotografía en una cancha de obsesiones,
con balones en juego rompes la visión del cristal marrón
De un sueño húmedo por las ansias de amanecer.

Declaran pureza y ternura tras una risa,
en medio de tatuajes mustios te ofreces al mundo
y matas el engaño de no saber rezar.
Te desvistes con inocencia al entregarte a un fantasma
herido por la sangre coagulada de jugadora.

Tal vez es la última tinta pero no reparas en usarla,
te coge entre sus brazos y te protege, se protege en tu mentira,
en realidad por valor a su amistad
no dejas que se te acerque
pero menos que él se aleje.

La mafia tiene nombre de respeto,
tiene ley entre sus dedos,
es quizá el personaje de lucha que te intensiva a seguir,
el héroe potente que corre en tu ayuda,
la obsesión es parte esencial de su camino,
el camino fijado a la verdad apasionada.







Compárame




Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por dó me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
Garcilaso de la Vega







Canción holgazana de mi hiel inerte a tu presencia,
encuentro de mi pistola fusil en esa mente irrelevante.
es el sueño de un camino cruzado sin ser conocido
en el despertad de tu presencia.

No sé si el cariño de morir en tu abraso
es el mismo de volar lejos de ti,
no destruyo lo que deseas,
añoro lo que tienes.

Pesadillas de objetos raros parecidos a él.
su deformidad es la atracción de mis recuerdos,
tus jueces del pensamiento roban ese segundo de vivir,
ódiame y compárame a lo que tu desprecias,
seré feliz con solo pensarlo.

Ahora el destino de tus botas ya no me compete,
tu piel húmeda en la búsqueda de una oración
se perdió en la soga del fracaso de tus palabras,
la compasión de ser tuya es inútil cuando tu no deseas,
te pierdo mañana, compárame otra vez, adiós…



Karina Moscoso (Lima, 1989) es estudiante de educación en Literatura – Lengua Española de la UNE – La Catuta. Ha publicado sus poemas en las revistas Remolinos y Sol de ciegos. Es dibujante y poeta Light. Trabaja en secreto su primer poemario.

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