sábado, 22 de septiembre de 2007

Poemas de Andrea Soledad Rosado


Adiós…amaneció…Adiós


El cielo negro, el silencio parece haberse perpetuado.
Aún no termina la noche, insómnica me parece estar a tu lado descubriendo en cada página retazos de nuestra historia, observando el recuerdo inédito de tu rostro.
El tiempo, la tierra, la distancia conspiran en mi contra.
Se desvanece nuestra escena de recién casados. No sientes ya mi cuerpo, porque todo está inerte, como el amor ahora terminado.
Amaneció; sobre mi pecho sobreviene el golpecito despierto de encontrar el lugar eterno de sentirte cerca...muy cerca.
Puedo ver el camino en donde he dejado mis pasos, dulces centellos en recuerdos gratos.
He mirado el delineado rasgado de un dolor arraigado empeñado en mostrarse a pesar del tiempo lejano.
He volteado y al voltear aprisioné mi alma, mi vida y traje de lo inerte tu imagen triste.
Cuando haya florecido de tu amor un vientre hinchado, deberás apagar en tu memoria el holocausto de mis besos.
Querrás acariciar mi vientre, lo encontrarás infértil.
Querrás acariciar mis manos, paralizadas de frío, inmóviles e indiferentes a tus caricias.
Querrás unir tu cuerpo a mi cuerpo; y simplemente lo hallarás muerto.
Adiós.




Recuerda quien Soy


Eres
El deseo divino y próximo a la gloria
Lejano de mí e irremediable e indiferente

Recuerda a aquella que sueña el perfil de tu cuerpo dormido abrigando su pecho descubierto
¡Esa huella impregnada por tus manos!
Recuerda el aposento febril de enamorados, el rincón donde caímos dominados.
...contemplando un cercano movimiento...

Soy
La niña que poseída por tus besos dejo caer sus vestidos
La mujer que te amaba desde el lecho de su muerte
La madre que ha concebido en su vientre...tu hijo
Soy
Quien espera, espera, espera...

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